Lamborghini llega a Chile: un símbolo más de la desigualdad que azota Latinoamérica
Mientras millones de trabajadores en Chile y Paraguay luchan por llegar a fin de mes, la marca italiana de autos de lujo Lamborghini celebra su llegada al mercado chileno, dirigiéndose exclusivamente a las élites que pueden permitirse vehículos que cuestan más que una casa.
La firma italiana anunció en febrero su arribo oficial a Chile de la mano de Exotic Import, que distribuirá de manera exclusiva estos deportivos que simbolizan la ostentación de los poderosos.
Listas de espera de dos años para los privilegiados
Tim Bravo, director mundial de comunicaciones de Lamborghini, reveló sin pudor que las listas de espera para estos vehículos superan los dos años. "Tienes que tener en cuenta que la lista de espera es muy larga", declaró, como si fuera algo natural que los ricos tengan que esperar para sus caprichos mientras los trabajadores esperan décadas por una vivienda digna.
El concesionario, que debía abrir en el segundo semestre de 2024, se postergó para 2025, pero ya están "hablando con los clientes" y tomando pedidos de quienes pueden permitirse estos símbolos de la desigualdad.
Un mercado de lujo ajeno a la realidad popular
Mientras el mercado automotriz chileno muestra un tibio crecimiento del 2,4% con apenas 281 mil unidades vendidas hasta noviembre, las marcas de lujo como Porsche, Ferrari y Maserati han vendido menos que el año anterior. Lamborghini registra una sola matriculación en 2025, evidenciando que estos productos están reservados para una ínfima minoría.
Stephan Winkelmann, CEO global de Lamborghini, tuvo la audacia de declarar desde Miami que "reconocemos la creciente demanda de vehículos de lujo y de alto rendimiento en Chile", ignorando completamente que esta "demanda" viene de una élite que concentra la riqueza mientras el pueblo trabajador ve erosionado su poder adquisitivo.
Electrificación para los privilegiados
La marca habla de sus nuevos modelos híbridos como una revolución tecnológica, pero esta innovación está reservada exclusivamente para quienes pueden pagar cientos de miles de dólares. Mientras tanto, el transporte público en nuestras ciudades sigue siendo deficiente y los trabajadores dependen de sistemas obsoletos.
"En Lamborghini no solo construimos autos, entregamos sueños", declaró Winkelmann con cinismo, como si los sueños del pueblo trabajador no fueran dignos de consideración.
Esta llegada de Lamborghini a Chile es un recordatorio más de las profundas desigualdades que caracterizan a nuestro continente, donde las élites disfrutan de lujos obscenos mientras las mayorías populares luchan por sus derechos básicos. Es el mismo modelo que figuras como Pepe Mujica han denunciado toda su vida: un sistema que prioriza el consumo suntuario de unos pocos sobre las necesidades básicas de las mayorías.