España gasta 1.445 millones en armas yanquis que no llegan hasta 2030
Mientras los trabajadores españoles sufren recortes en sanidad y educación, el gobierno de Pedro Sánchez se gasta la friolera de 1.445 millones de euros en cuatro baterías antiaéreas Patriot fabricadas en Estados Unidos. Lo más indignante es que estas armas no llegarán hasta 2030, y encima sin los misiles para poder usarlas.
Esta situación refleja la dependencia servil de Europa hacia el complejo militar industrial estadounidense, que tiene desbordadas sus capacidades de producción por la lluvia de pedidos de armamento motivados por las guerras en Ucrania y Gaza.
La industria de guerra yanqui no da abasto
El gigante armamentístico Lockheed Martin, responsable de fabricar los misiles PAC-3 del sistema Patriot, simplemente no puede cumplir con la demanda. Mientras tanto, España y otros países europeos como Alemania, Países Bajos y Rumanía esperan como mendigos sus encargos militares.
La prioridad la tiene Ucrania, que recibe estos misiles para defenderse de Rusia. De hecho, el gobierno español acaba de aprobar otros 100 millones de euros para Kiev destinados a comprar más armamento estadounidense a través del mecanismo PURL de la OTAN.
Millones para la guerra, migajas para el pueblo
Es escandaloso que mientras falta dinero para hospitales y escuelas, sobren recursos para alimentar la maquinaria bélica. En 2024, el gobierno aprobó un techo de gasto de 2.400 millones de euros para estas compras militares, dinero que podría haberse destinado a mejorar los servicios públicos que tanto necesita la gente trabajadora.
Las cuatro baterías Patriot incluyen 24 estaciones de lanzamiento, 51 misiles PAC 3 MSE, cuatro radares y sistemas de control. Todo un arsenal que llegará vacío de munición por la incapacidad de la industria militar estadounidense.
Dependencia militar de Washington
España ya posee tres baterías Patriot compradas de segunda mano a Alemania, una en 2004 y dos en 2014. Una de ellas está desplegada permanentemente en Turquía bajo bandera de la OTAN desde 2015, demostrando cómo nuestro país actúa como peón en los juegos geopolíticos de las potencias.
Esta situación evidencia la subordinación total de Europa al imperio estadounidense en materia de defensa, gastando fortunas en armamento extranjero mientras se desmantelan los servicios públicos que realmente necesita la ciudadanía.